¿Quienes usan el transporte público y por qué es un tema de género?

Un enfoque con Perspectiva de Género sobre el uso del Transporte Público de quienes cumplen tareas de Cuidado.

A simple vista, pueden parecer conceptos desconectados, pero la realidad es que están profundamente interrelacionados, especialmente cuando se observa desde una perspectiva de género.

En esta nota vamos a hablar con datos de la Ciudad de Buenos Aires, Argentina, pero la conclusión aplica a otros lugares: La mayoría de los viajes diarios de las mujeres son en transporte público y para llevar a cabo alguna tarea de cuidado, ya sea para sus familias o familias de otras personas. Pero ¿se las tiene en cuenta en el diseño de los vehículos, sus recorridos y normas de uso? 

Datos y estadísticas

El 54% de los viajes diarios que realizan las mujeres son en transporte público. De estos, el 50% son por motivos laborales o educativos, mientras que un 30% están dedicados a tareas de cuidado. Estas incluyen hacer las compras, llevar a los hijos e hijas a actividades extracurriculares, y visitas a centros de salud, entre otras.

 

En contraste, para los varones, los viajes relacionados con las tareas de cuidado representan sólo el 13% de sus desplazamientos totales. Esta disparidad revela cómo la carga de las responsabilidades domésticas y familiares recae desproporcionadamente sobre las mujeres.

Fuente: Manual de conducción teórica de CABA -202

Además sabemos que en Argentina hay aproximadamente 1.300.000 trabajadoras domésticas, que representan un 17% del empleo femenino en un rubro que se caracteriza por estar invisibilizado, precarizado y no registrado (por ende, sin gozar de derechos laborales básicos).

Impacto en la vida cotidiana

La necesidad de realizar múltiples viajes diarios tiene un impacto directo en la vida de las mujeres. Estas responsabilidades adicionales no sólo aumentan la cantidad de tiempo que pasan en tránsito, sino que también influyen en su acceso y uso de los espacios públicos. Mientras que los hombres pueden tener un patrón de viajes más lineal, las mujeres suelen tener rutas más fragmentadas y complejas debido a sus múltiples roles y responsabilidades.

 

Además, el uso que los varones cis hacen del espacio público es diferente al de las mujeres cis, quienes son las principales víctimas de violencia sexual. Los casos de acoso y abuso sexual en el Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA) han aumentado un 40% este año. En los cinco meses que van de 2024, ya se registraron 14,000 denuncias, cuando el total de denuncias registradas en 2023 fue de 20,000.

Esto hablando en líneas generales, ya que de tener las estadísticas, podríamos profundizar el análisis considerando las particularidades de las personas LGBTIQ+, racializadas, migrantes, con discapacidad, entre otras interseccionalidades que complejizan el problema del acceso a un transporte público seguro y libre de violencias. 

¿Qué podemos hacer?

Históricamente, las ciudades y sus servicios públicos fueron desarrollados en función de las necesidades y características de los varones. Por ejemplo, ¿has notado que las barandas del colectivo nos quedan altas? Esto se debe al modulor, el hombre universal que propone Le Corbusier, el arquitecto suizo que influyó fuertemente en la planificación urbana del siglo XX porque universaliza el diseño priorizando la eficiencia y la funcionalidad. Hasta ahí todo bien, el tema es que su modelo se basa en un hombre de metro ochenta.

 

Además, el uso que los varones cis hacen del espacio público es diferente al de las mujeres cis, quienes son las principales víctimas de violencia sexual. Los casos de acoso y abuso sexual en el Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA) han aumentado un 40% este año. En los cinco meses que van de 2024, ya se registraron 14,000 denuncias, cuando el total de denuncias registradas en 2023 fue de 20,000.

Alto sesgo ¿no?

El diseño y gestión de lo público sin perspectiva de género, discapacidad y otras interseccionalidades, resultan en el detrimento de necesidades y derechos de las mujeres, personas LGBTIQ+, infancias, personas mayores y con movilidad reducida o alguna discapacidad.

Conocer y reconocer estas diferencias es la base de la equidad, lo que nos permitiría tener un sistema de transporte sensible a las necesidades de las personas usuarias. Mientras tanto, de estos análisis podemos obtener información valiosa para desarrollar proyectos efectivos de incidencia y promoción de derechos. Por ejemplo, sabiendo que el transporte público es utilizado en gran medida por mujeres que se dedican a los cuidados y estan gravemente expuesta a sufrir acoso y abuso sexual, entendemos que es un espacio clave para diseñar políticas públicas y otras acciones de prevención y abordaje de las violencias de género.

Reflexión y Participación

Hasta tanto el diseño de las ciudades y el transporte público contemple sus sesgos y evoluciones. Se pueden mitigar algunos de sus efectos mediante campañas de comunicación y narrativas transmedia que promueven la convivencia respetuosa y el derecho de todas las personas a vivir la ciudad. 

 

Las estadísticas pueden ser evidentes a simple vista; basta con subirse a un colectivo fuera del horario pico para notar la diferencia. ¿Lo has notado? Te invitamos a compartirnos tus experiencias y observaciones. 

¡Gracias por leer hasta acá!

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¡Hasta la próxima!

Eli Placci Arditi

Eli Placci Arditi

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