mercados dentro de mercados

Mercados dentro de mercados: Las Big Tech

Tal vez pienses que es una nota sobre economía, pero no. Es sobre empresas con las que te vinculas todos los días: Las Big Tech. ¿Qué tan libres son? ¿por qué no podemos evitarlas? ¿Quien las regula?

 

Si querés que los próximos artículos te lleguen directo a tu mail te podés suscribir acá.

 

Ahora sí: Mercado Libre. El nombre de la empresa sintetiza uno de los valores más importantes del liberalismo económico de los últimos dos siglos. Y la empresa de Marcos Galperín no es la única que busca encarnar este ideal: Elon Musk, Jeff Bezos, y tantos otros referentes de las “Big Tech” se convirtieron en las últimas décadas en los abanderados (todos varones) de la desregulación de los mercados y la construcción de una nueva utopía: un espacio donde cualquiera puede comprar y vender lo que quiera sin intermediarios: desde un monopatín usado hasta una casa; desde tu fuerza de trabajo hasta un viaje al caribe, todo incluído. Pero: ¿qué tan libres son estos mercados?

 

Cuando una empresa desarrolla una app y la vende a través del app store, Apple recibe el 30% del valor de venta. Además, retiene el 30% de todo lo que se vende a través de la app (suscripciones, planes premium, productos), como un impuesto a toda la economía que sucede dentro del universo Apple. Por supuesto, todos los pagos tienen que ser hechos a través de sus pasarelas de pagos: no está permitido agregar un botón que te lleve a Mercado Pago para puentear a Apple. Y les desarrolladores están bastante calientes: hace poco Epic Games llevó a Apple a juicio, acusándolo de tener una posición monopólica ilegal en el mercado. Adivinen quién ganó. 

 

Un poco a raíz de este juicio y de la presión pública, hace muy poco Apple bajó ese porcentaje al 15% para pequeños desarrolladores, pero sigue siendo del 30% para los más grandes (que representan la gran mayoría de las descargas). Pero las retenciones económicas no son el único aspecto regulatorio de la plataforma. Para mejorar la experiencia de les usuaries, Apple establece criterios de seguridad y diseño, y usa algoritmos para priorizar las búsquedas en el appstore. Estos criterios tienen sentido: cuando querés bajarte un nuevo juego en tu teléfono no tenes que hacer 30 descargas hasta encontrar algo que te entretenga, confias en algunos de los criterios de Apple. Pero estas regulaciones a veces tienen consecuencias no buscadas.

 

¿Cuál sería el problema?

 

Te cuento un ejemplo. Hace unos años, Apple decidió que iba a cambiar las regulaciones para evitar las “aplicaciones spam”. Se habían dado cuenta que había miles de aplicaciones completamente idénticas, que llenaban el appstore y aportaban poco valor. A partir de estos cambios, si había dos aplicaciones que compartían gran parte del código iban a ser eliminadas. Tiene sentido ¿no?

 

El problema es que estos cambios en las regulaciones afectaban a algunos subsectores del mundo del desarrollo muy puntuales, como la “tecnología cívica”. Por ejemplo, las aplicaciones que usan los gobiernos para interactuar con la ciudadanía. Los gobiernos suelen desarrollar apps especializadas para reservar turnos, anunciar cortes de calles, hacer trámites online y otro tipo de procesos. Pero como desarrollar una app puede ser un proceso caro, muchos gobiernos compran aplicaciones “enlatadas” y las personalizan. Así, las apps del municipio de Valcheta, en Río Negro; Vallecito, en San Juan; o Baradero, Provincia de Buenos Aires, quizás sean 99% idénticas: sólo le cambian la identidad gráfica y adaptan algunos botones. En definitiva, los servicios que ofrecen seguramente sean muy similares. 

 

Pero con los nuevos cambios en Apple, estas apps pasaban a ser consideradas “spam”. David Eaves, fundador de una empresa especializada en tecnología cívica, es uno de los profesores en la maestría que estoy haciendo, y trajo a sus clases el caso de Apple. Cuando la empresa anunció estos cambios en la regulación miles de gobiernos (sobre todo gobiernos locales) quedaron en riesgo de perder el vínculo digital que habían construído con su ciudadanía. 

 

La resolución del caso fue bastante insólita. Junto a todos los gobiernos con los que trabajaba, David comenzó a presionar a Apple para que revirtiera estos cambios. Después de algunos artículos en los medios, la presión de varios CTO de gobiernos estadounidenses y un memo que circuló dentro de la empresa, un “ex empleado” de Apple se contactó con David por DM en Twitter. Le hizo algunas preguntas para entender mejor el problema, y unos días después volvió con nuevas preguntas. Después de algunas semanas, Apple modificó esta política para algunas categorías.

 

 

Homero: Soy un ex empleado de Apple
Homero: Soy un ex empleado de Apple

 

Pero lo que me llamó mucho la atención fue que, pese al apoyo de gobiernos, cuando empezó a hablar con otros desarrolladores la respuesta que recibió no fue la que esperaba: las empresas que estaban en su mismo rubro tenían miedo de adoptar una postura pública en contra de Apple. Y esto pone de relieve el problema central: el nivel de arbitrariedad en el manejo de este mercado privado es total. No existen mecanismos institucionales ni transparentes para resolver problemas. De hecho, cuando David quiso ponerse en contacto con la empresa no pudo descubrir quiénes eran las personas responsables y qué lugar ocupaban en el organigrama corporativo: la empresa es una caja negra con un algoritmo, políticas corporativas, estrategias de mercado y estructura de toma de decisiones totalmente inescrutables.

 

¿Por qué no podemos evitarlas?

 

El caso del App Store aborda sólo uno de los muchos problemas que Apple y Google están teniendo con desarrolladores independientes. Algunos vienen denunciando que Google y Apple les hacen “La Sherlock” (“Sherlocked” en inglés): lanzan una app, y a los pocos meses Google y Apple incorporan esa funcionalidad en sus sistemas operativos nativos.

 

En otro caso, la Comisión Europea dictaminó que Apple había hecho abuso de su posición dominante y distorsionado la competencia en el sector de la música, ya que le prohibía a Spotify (y otros servicios de streaming) promocionar la suscripción a través de la web. Spotify es competidor directo de Apple Music. Además, Apple es dueña de todos los datos que producen las apps, y hay muy pocos mecanismos de control para garantizar la privacidad de los usuarios.

 

Apple podría argumentar que cada desarrollador conoce las reglas antes de entrar a su marketplace, y que si no le gusta puede ir a vender sus productos a otros mercados. Pero este argumento es problemático por el carácter oligopólico de la industria. Si a alguien no le gustan las condiciones comerciales que le ofrece el almacén de la esquina para vender sus productos, tiene miles de cadenas de supermercados para ir a negociar. Pero los sistemas operativos están súper concentrados en dos empresas: Android y iOS concentran el 99,35% del mercado global. 

 

Y estos mercados son inmensos. La facturación total de Apple en 2021 fue de 365.820 millones de dólares. Para que te des una idea, es más que el PBI de Chile. En otras palabras, la economía de algunas empresas es más grande que la economía de algunos países. Y estas empresas manejan mercados gigantes: el App Store de Apple ofrece más de 1,7 millones de apps, y Google Play más del doble (3,6 M). Apple facturó, sólo a través del App Store, 85.000 millones de dólares durante el 2021. 

 

Ingresos brutos mundiales de aplicaciones de la App Store de Apple de 2017 a 2021 (en billones de dólares estadounidenses)
Ingresos brutos mundiales de aplicaciones de la App Store de Apple de 2017 a 2021 (en billones de dólares estadounidenses)

Entonces, ¿qué hacemos?

 

De cara al futuro quedan dos preguntas abiertas: la primera es qué regulaciones se pueden implementar para volver estos mercados más transparentes y seguros. La segunda, quién va a poder hacerlo. Se espera que en el primer semestre del 2023 la Unión Europea empiece a implementar una nueva regulación para las “Big Tech”. Entre otras modificaciones, va a obligar a Apple a permitir que los usuarios adquieran aplicaciones que no estén en el app store (algo que ya ocurre con Android) y les va a prohibir que favorezcan sus propios productos en el store.

 

¡Gracias por llegar hasta acá! Si querés que te lleguen las notas a tu mail, podés suscribirte acá.

Manu Aguilera

Manu Aguilera

Cofundador de Impacto Digital

Compartir:

Facebook
Twitter
Pinterest
LinkedIn

¿Te gusta lo que hacemos?

Cómo no le cobramos a las personas, nos sustentamos con aportes y financiamiento voluntario. Si querés que haya más de lo que hacemos podés colaborar acá.