Desde la infancia son muchas las cosas que nos enseñan a los varones para ser “bien machos”. Pero todos esos rituales demandados hoy ya quedaron viejos.
En los últimos años empezamos a hablar de la necesidad de deconstruirlos para forjar nuevas masculinidades. Desde escupir o levantar cosas pesadas, hasta abrir un frasco en el primer intento o aprender a asar. Cagarse a piñas por una mina, por fútbol, por un amigo, porque te miraron mal. No importa bien por qué, lo que importa es cagarse a piñas por algo. Todos estos mandatos que en algún momento fueron considerados “necesarios” o incluso “simpáticos”, forman parte de un tipo de masculinidad tradicional que hoy está bajo la lupa.
Empecemos por lo primero. ¿Qué es la masculinidad? Antes que nada, podemos decir que es una construcción social. Lo que significa ser varón no fue siempre lo mismo ni va a seguir siendo siempre igual. En los últimos años, lo que vimos es que varias generaciones de varones están intentando construir nuevas formas de masculinidad. ¿Cómo? A partir de la reflexión en torno a todos aquellos rituales y mandatos aprendidos durante la infancia y la adolescencia.
Desde esa revisión es que se habla de romper el pacto patriarcal o deconstruirse, lo que incluye desafiar los juegos de poder en los que nos involucramos tanto varones como mujeres. La deconstrucción no es un proceso inmediato: por el contrario, es lento y siempre inacabado. Y aunque se trata de una revisión que puede ser trabajosa, hoy es el único camino que nos puede llevar a tener vidas más libres y desprejuiciadas.
Revisar nuestras formas de vincularnos con otros nos permite conectarnos mejor con nuestros propios deseos y renunciar a la violencia que fuimos incorporando y se volvió tan constitutiva de nuestra identidad. Renunciar al machismo, la homofobia, la violencia, dejar de pensar que los varones tenemos que ser siempre los proveedores, aprender a cuidar a otros y otras o poder mostrarnos vulnerables no es sólo un imperativo ético: es una oportunidad para vivir mejor.
Algunos números para pensar por qué es necesario construir nuevas masculinidades
Según un estudio hecho por el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires en 2016, en CABA, las tareas del hogar (limpieza, orden, crianza de niños y cuidado de adultos mayores, entre otras) se encuentran mayormente a cargo de las mujeres. Esto implica no solo una carga horaria extra de trabajo no pago, sino también condiciones más desventajosas para las mujeres de cara al mercado laboral. Así, ellas están más condicionadas para aplicar a distintos puestos de trabajo no solo por las horas que demandan las tareas en el hogar: además de tener menos tiempo disponible, también están más cansadas.
Ocupados | Desocupados | ||
Mujeres | Varones | Mujeres | Varones |
5:02 hs | 2:51 hs | 5:29 hs | 2:37 hs |
Hay otros datos que reflejan la necesidad de pensar en construir nuevas masculinidades y, en particular, de replantear la forma en la que los varones se vinculan con la violencia, el estrés y las emociones. Veamos algunos.
- El 75% de las víctimas de accidentes de tránsito a nivel mundial son varones, lo que nos hace pensar en la forma de la población masculina para moverse en el ámbito público. Eso de que ellas manejan peor, claramente no es real.
- En el mundo, los hombres se suicidan en una proporción tres veces mayor que las mujeres.
- Si sos varón, tenés cuatro veces más probabilidades de ser fumador.
- En la adolescencia, como varón, tenés 16 veces más de probabilidades de ser asesinado y 23 veces más probabilidades de terminar en la cárcel (en Argentina, el 95% de los presos son varones).
¿Adiós a la masculinidad hegemónica?
Quizás todavía sea muy temprano para considerar que se trata de una crisis profunda de la masculinidad hegemónica, pero sí podemos asegurar que somos muchos los varones que empezamos a cuestionarnos los mandatos que fuimos incorporando durante nuestras vidas. La masculinidad hegemónica, sin dudas, se empieza a erosionar.
Esta erosión se está dando en varios ámbitos. Primero, en nuevos planteos que cuestionan cómo nos relacionamos sexoafectivamente. Pero también se puede ver en el interés de los Estados por generar políticas públicas en el mismo sentido. La aplicación de la Ley de Educación Sexual Integral es clave para construir nuevas masculinidades. Por eso, desde Impacto Digital junto a FUSA AC lanzamos #EsConESI, un proyecto impulsado por la Iniciativa Spotlight.
Pero el terreno de la deconstrucción es bastante pantanoso. No sólo tenemos que preguntarnos qué clase de varones queremos ser, sino también de ser respetuosos con las luchas que está dando el feminismo y evitar ocupar lugares que no nos corresponden.
Hacia la construcción de nuevas masculinidades
Resulta urgente que los varones revisemos nuestras formas de vincularnos: con las mujeres, pero también con otros varones. Asumir la tarea de repensar nuestra masculinidad y revisar todas esas reglas y mandatos que fuimos aprendiendo tiene que ser un imperativo ético de todos.
No se trata de renunciar a nuestra masculinidad, ni mucho menos a nuestra identidad. Somos quienes aprendimos a ser, y no sabemos ser de otra manera. De lo que se trata es de resignificar lo que implica ser varón. De tensionar los límites de ese molde que se llama “masculinidad” y cargarla de nuevos sentidos. Se trata de un reclamo urgente de nuestras compañeras, y de una oportunidad para vivir un poco más libres.